miércoles, 9 de septiembre de 2009

El hombre que llegaba cinco minutos tarde a todas partes.

Cinco minutos, si no hubiera dormido cinco minutos de más, no hubiera perdido el camión que me llevaría al trabajo.

Trescientos segundos que me hicieron perder mi trabajo. Trescientos segundos que me salvaron la vida.

Si no hubiera llegado tarde, tal vez en este momento seria uno de los pasajeros de aquel camión que se estampo contra el edificio donde trabajaba.

Pero no. Me quede dormido y tuve que pagar un taxi, que por cierto no fue muy barato.

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